3.12.11

Agonía.

La agonía es un estado que te va desgastando poco a poco, que acaba consumiendo hasta al mínimo centilitro de fuerza. La tristeza es un momento en el que sólo regalas una sonrisa al día, ni si quiera meditas a quién regalarla. La soledad es un sentimiento que nadie puede cubrir, da igual que haya diez personas a tu alrededor, seguirás percibiendo esa sensación.
Me duele hasta la última lágrima. Me duele hasta el primer suspiro. Me duele hasta la única sonrisa que regalo. Me duele todo el corazón y está intacto (ojalá pudiera regalártelo).
Ojalá todo fuera como antes. Ojalá todo acabe pronto (para bien o para mal).
Te quiero (la cantidad no puedo expresarla).

25.11.11

Media naranja.

El mundo es enorme y en él hay miles de millones de personas. Existe una teoría acerca de la media naranja relacionada con el complemento de amor necesario para cada día, desde el desayuno hasta la cena. No sé quién es el científico que formuló esta hipótesis; tal vez ni sea un científico. Yo no soy científica y hoy he decidido complementar esta teoría: la media naranja no sólo es un complemento amoroso. He descubierto una de mis medias naranjas repartidas por el mundo. Pensamos lo mismo, nos preocupa lo mismo, hablamos de lo mismo, nos gusta lo mismo. Y lo más importante: nos regalamos sonrisas y kinder bueno a la misma hora, el mismo día y en el mismo sitio.

13.11.11

Domingo.

Empecé a aborrecer los domingos de la misma manera que aborrecía tus gilipolleces. Eran un día para gimotear por todas las aristas de mi cuarto, pegarse un atracón de comida y meterse los dedos para vomitar hasta el más minúsculo hidrato. Arrastraba las penas y los pies por casa vestida de la misma manera que el día anterior a las ocho de la noche. La cabeza trabajaba más que ningún día laborable con el mismo monotema de siempre. Desde hace algún tiempo quise cambiar mis domingos. Aún sigo intentándolo, el problema es que la banda sonora de este día está encabeza por Damien Rice, Andrés Suárez y Marwan. Terminaré suicidándome o con sobredosis de alcohol y cocaína en mi sangre, quién sabe.

6.11.11

RESAD.

Saco de las telarañas una maleta roja (como no podía ser de otra manera) enorme. Guardo en ella mi nuevo estilo de vida: vaqueros pitillos, jerséis amplios, camisas transparentes, shorts vaqueros, medias de todos los tipos, ropa interior sencilla, todos mis pañuelos y bolsos, botas, cuñas, tacones... El neceser con el maquillaje y mi perfume están en la esquina derecha.
Libros de un mismo género llenan los huecos libres de la enorme maleta, mientras todos mis CDs se mezclan con ellos. 
Miro en la profundidad de mi pequeño cuarto... El portátil fue lo primero que metí. ¡Fotos! Quiero mirar en mi nueva vida y seguir viendo a las mismas personas. ¿El móvil? Ya está en mi bolsillo y el cargador en la maleta. 
Tengo todo. Tengo lo suficiente para empezar mi nueva vida.
Madrid me espera. La RESAD me espera. Los casting me esperan. Los escenarios me esperan. 


[Si hoy terminara la carrera, esto sería lo que pasaría].

2.11.11

15 minutos.

¿Alguien puede explicarme por qué la gente se ha vuelto tan egocéntrica?
O por qué sólo existen sus problemas y los míos no, o por qué sólo sirvo para escuchar y no pueden escucharme ni un minuto.
No sé, no lo entiendo. La gente es egoísta. Yo sólo pido quince minutos, nada más.
Yo también estoy mal.

31.10.11

Sofá rojo.

Sugeriste que consiguiera una cama grande o un sofá rojo para los tres. Me hice la tonta y esquivé la sugerencia preguntándote que por qué un sofá y por qué exactamente rojo; aunque terminé volviendo a la premisa principal y te dije que vosotros dos, hombres formales, deberíais tener una cama grande.
Te encantaba que me hiciera la tonta. Que fuera una niña de veinte años dulce y sensual, la mezcla perfecta para una noche perfecta en un sofá rojo, una cama grande o una cama pequeña. Daba igual. Te gustaba que fuera directa y discreta.
Jamás imaginé que conseguirías un sofá rojo, porque, aunque fuéramos tres, la idea era sólo tuya. Llegué aquel lugar con los ojos vendados y susurros sensuales que me hacían obviar el ruido de la calle. Nos paramos. Una puerta se abrió y se cerró en cuestión de ocho segundos. El ambiente era cálido y allí, aún con los ojos tapados, sabía que estábamos los tres.
Me quitaste el pañuelo que me impedía ver. No de cualquier forma. Tus manos habían entrado dentro de mi camiseta y subían hasta al cuello acariciando hasta el último lunar.
Cuando pude ver estaba en una habitación cuadrada de paredes negras, velas blancas por todo el suelo, un sofá rojo y nosotros tres.
En seguida él se levantó y empezó a besarme de una manera brutal. Como si no existiera el mundo que estaba sobre nuestras cabezas. Me giraste bruscamente y mi boca probó tus labios. Mientras, él acariciaba todo mi cuerpo como nadie nunca lo había hecho. Tú seguías besándome. Te encantaba.
Me quitasteis la ropa con sutileza y pasión. Os quité la ropa con calma y con ganas, con muchas ganas.
Aquella noche, en ese sofá rojo hice una de mis grandes locuras que a día de hoy recuerdo con ganas de que vuelva a pasar. Nos follamos con ganas. Jadeamos sin aliento y compartíamos miradas. Los besos eran una delicia, por parte de ambos. Aquella noche disfruté como nunca. Mi cintura no paraba de moverse, vuestros labios no conseguían estar pegados.
En aquel sofá rojo follamos a cambio de un favor que volvería a hacer.
Me encanta el color rojo.

28.10.11

Columpio.

Siempre quise tocar el cielo. Con mis dedos, con mis pies, con la lengua... me daba igual, pero desde niña siempre quise sentir que pertenecía a él. Tal vez por este motivo corría a los columpios, en vez de al tobogán, y me impulsaba con una fuerza superior a una niña de cinco años, algo así como a un potencia de infinito al cuadrado.
Tengo veinte años y he corrido para conquistar un columpio. Me he impulsado hasta casi tocar el cielo con mis pestañas manchadas de rimel. Era una liberación que ya había olvidado. Mientras el viento movía insistentemente mis rizos he cantado "Copenhague" de Vetusta Morla como si no existiera un mañana.
Siempre quise no crecer. Siempre quise tener mi propio columpio.

17.10.11

Primera vez.

Puedes imaginar mil cosas de mil maneras, pero cuando verdaderamente llega el momento siempre es diferente a las mil cosas que habías imaginado antes. 
Siempre hay una primera vez para todo ¿no? Hasta para las realizaciones verosímiles de tu imaginación. La vida tiene cosas buenas.
¡Quiero palomitas, ya!

16.10.11

Colorear.

Acepto toda decisión que tenga que ver contigo para no perderte. Tal vez algún día explote y te pierda, tal vez no. Quiero ser perfecta para ti aunque tú no eres perfecto para mí.
El amor es complicado. Podría asemejarse a colorear una serie de letras sin salirse de las líneas. Hoy he estado coloreando una oración: el amor es difícil. Me he salido hasta en el puntito de la "i". Siempre se me ha dado mal colorear, aunque en el amor intento ser la mejor. Tal vez me apunte a clases particulares de colorear, ¿existen?
Quiero decir, ¿existe el amor?

14.10.11

Azúcar.

-¿Qué piensas?
-Nada... -sonríe.
-Te conozco desde hace un par de años... sé que piensas algo.
-Pensaba en encontrar un frasquito de cristal con un líquido rosa, o azul o verde...
Él la miraba extrañado.
-No entiendo por dónde vas... -decía escondiedo una sonrisa.
-¡Sí! Que ese líquido nos hiciera jóvenes eternamente y que jamás dejáramos de sonreír... juntos... Es una bobada lo sé, pero no sé... lo pienso desde que era niña, lo único que ahora soy capaz de poner cara al otro protagonista -sonrió.
Ninguno de los dos estaba acostumbrado a las cosas bonitas con exceso de azúcar (aunque ella untaba en el azucarero su dedo índice. Siempre en secreto).

2.9.11

Volver a.

A veces pienso que la vida es una constante cuenta atrás: volver a la universidad, volver a verlas, volver a Londres, volver a sonreír, volver a besarte, volver a beber, vovel a salir, volver a sufrir, volver a allí...
Aunque no todo es una cuentra atrás, también existe una continuidad: tenerlas, tenerlo, estar, vivir, reír, beber, amar...
La vida tiene muchos secretos, a mí me los cuenta sólo cuando soy buena.

25.8.11

100 pulsaciones/minuto.

Jamás pensé que el corazón pudiera llegar a tales velocidades. Ahora que lo he probado jamás quiero rememorarlo.
Hoy he sabido que cuando todo acabe, todo va a ser muy difícil.

Conversación (habitación).

Disparábamos palabras rápidas:
-Whisky.
-Ron.
-Azul.
-Rojo.
-Galdós.
-Bazán.
-Chandal.
-Vaqueros.
-Natural.
-Artificial.
No teníamos nada en común, salvo las ganas de sonreír el uno junto al otro.

Armónica.

Nunca antes me había llamado la atención una armónica. De hecho, aquellas personas que las tocan (con o sin soporte) me parecen imbéciles. No su persona, si no la manera de tocarlas.
Hoy es un día raro tornando a triste y creo que es uno de los mejores instrumentos para acompañar a un dramático jueves.
He dejado salir de mis ojos a ocho lágrimas. Se han puesto demasiado pesadas y no he podido resistirme. Ojalá estuvieras aquí para coger tu guitarra y agobiarme con los mismos acordes y el mismo ritmo insolente que acaba haciéndome sonreír.
Hoy echo de menos a tu guitarrra (y a tus dedos).

22.8.11

Mañana.

Nunca he diferenciado el dolor de tripa y los nervios. Siento ambos diagnóstico del mismo modo: un dolor que empieza en la boca del estómago y acaba en la curva más inóspita, ganas de vomitar constantes y mi particular debilidad ante todo tipo de dolores hacen completamente insoportable mi consciencia rutinaria.
Nunca he sido de alterarme, como si de obligar a mis pulsaciones a ponerse a cien se tratase. Pero pensar que mañana vuelvo a verte y vuelvo a sentirte, creo que me afecta como a un detector de metales una simple libra. Mañana te beso y hoy me duele la tripa ¿es esto el cosquilleo famoso que en toda película aparece pero nadie ve?
Me duele bastante.

21.8.11

Supér Z.

Siempre quise protagonizar una de esas escenas de película en las que ella, destrozada, llora bajo la lluvía y cae lentamente al suelo resbalándose por la pared en la que está apoyada.
Siempre quise correr a cámara lenta por una avenida sola. Agotarme en un punto. Respirar muy fuerte y llorar hacia dentro.
Siempre quise tener el rimel corrido y meterme en una ducha vestida. Inmóbil; mientras el agua hace pesada mi ropa.
Siempre quise arrancar las fotos inexistentes de mi pared y gritar alguna palabra fea como: "cabrón" o "hijo de puta".
En el fondo, siempre quise vivir mi propia película con exceso de dramatismo.

Feliz.

A veces, cuando no estás conmigo te veo excesivamente feliz. Es aquí cuando las dudas toman mi cabeza como si de un atraco se tratase.

Tormenta de verano.

Siempre me han gustado las tormentas de verano. Bueno, en realidad, siempre me han gustado las tormentas: sentir como la lluvía deja marca en la ropa, el olor a humedad que limpia hasta el rincón más rojo de tus pulmones, saborear algunas gotas con la punta de la lengua...
La felicidad, la tranquilidad y el bienestar me pueden en este día gris, todo un contrasentido . Tirada en la cama, semidesnuda en bragas negras, camiseta negra de tirantes, unos rizos enredados con otros, cara al natural debido a la ausencia de maquillaje, escucho a los Beatles de fondo como si estuviera con ellos empapada de bohemia y algunas gotas de alcohol y gramos de droga.
El sonido de la tormenta puede con la banda de Liverpool. Creo que es hora de bajar el volumen, ceder el protagonismo a la tormenta y perderme entre mis sábanas verdes pensando en ti.

Pestañeo.

A veces me gusta mirarte sin pestañear y pensar que tú y yo podemos hacer lo que queramos, sin tener en cuenta si llueve, si son las diecinueve y dos o si estamos vestidos.

8.3.11

Amarillo.

Sobredosis de sol con ganas de un coma de felicidad. Exceso de color amarillo en cada rincón de la hierba verde y yo sonriendo, como si costara lo mismo que mirar al frente, pienso en ti y en Madrid.

21.2.11

Él.

Él es como una frase melódica de una canción que empieza a sonar en mi cabeza a las ocho y doce de la mañana y no se va ni a las cinco menos diez ni a las doce y trece. Él es como un dolor de estómago agradable que hace que suspire entrecortadamente. Él es como una sonrisa constante que no es forzada y no duele. Él es como un regalo diario que alberga treinta y tres sorpresas.
¿Él?
Él está prohibido.

14.2.11

¿San Valentín?

Siempre he dicho que San Valentín era una bobada y que jamás lo celebraría. En el fondo, siempre me he morido de ganas de celebrarlo. Básicamente, soy una clásica.
Querida vida: este año tampoco celebramos San Valentín, lo siento.

29.1.11

Platón.

Muchas veces pienso que tengo que dejar de ver películas románticas con pretexto: amor. A raíz de ello comienzo a imaginar como si no costara ni una tirita o ni una gota de mercromina. Después asaltán razones ilógicas filosóficas con contexto: desamor. Luego recuerdo premisas absorventes con poder desequilibrante cuyo texto contine mil novecientas doce veces el verbo: desenamorar.
Por todo ello deduzco que Platón tenía razón.
Todo es una copia vulgar de lo existente en el mundo de la ideas, hasta aquel hombre pseudobohemio ignorante que piensa que con decir "te quiero" una vez al mes conseguirá entrar en el paraíso de los mediocres.

Secreto.

Dos noches seguidas los sueños me recuerdan el error cometido y guardado en el baúl secreto sin que tú lo sepas.
A estas alturas no me arrepiento de sólo contarle los secretos a la almohada mientras tú, ingenua, intentas fingir algo que acabó hace tiempo.
Nunca nieva a gusto de todos ¿no?

23.1.11

Tiritas

No podría decirte qué número adquiere, otra vez, el mismo propósito de siempre: ser independiente de ti y aprender a vivir sin ti para que cuando todo acabe con una caja de tiritas y un bote de alcohol de setenta y cinco grados sea suficiente.
Lamentablemente una caja de tiritas y un bote de alcohol no servirán para curar todo el daño. La vida a veces es dura.

20.1.11

Hipótesis.

Creo que ya sé uno de los motivos por el que una persona puede saber si está enamorada o no. Si cuando intentas definir lo que es estar enamorado no encuentras las palabras para hacerlo y sólo haces gestos y sonríes y piensas en esa persona y sigues intentando definir la palabra con palabras pero no puedes.
Yo estoy enamorada.

7.1.11

Rara.

Desconfío de tus palabras y de ti cuando tú tendrías que desconfiar de mí.
¿Por qué soy tan rara?

6.1.11

¿Inocencia?

Porque no olvido ni un segundo de lo que hemos vivido y que tiene de título "Come together", como aquella maravillosa canción de los Beatles. Recordar cada minuto de pasión que compartimos es una afición que ya no voy a dejar. Me declaro culpable por pensarte de la manera menos inocente que tú puedas imaginar.

A ti.

Te quería a ti debajo del árbol de Navidad. Te quería a ti y a tus besos apasionados que nunca antes nadie me había dado.
Te voy a pedir en mi mente todos los días y en mis siguientes Navidades.

4.1.11

Sí.

Llámame infantil pero podría estar escribiendo tu nombre toda la tarde sonriendo y no cansarme.

3.1.11

Seis.

Me vuelve loca, absolutamente loca, tu mirada y tu sonrisa desde el segundo seis. Eres increiblemente perfecto y follable.