Siempre quise protagonizar una de esas escenas de película en las que ella, destrozada, llora bajo la lluvía y cae lentamente al suelo resbalándose por la pared en la que está apoyada.
Siempre quise correr a cámara lenta por una avenida sola. Agotarme en un punto. Respirar muy fuerte y llorar hacia dentro.
Siempre quise tener el rimel corrido y meterme en una ducha vestida. Inmóbil; mientras el agua hace pesada mi ropa.
Siempre quise arrancar las fotos inexistentes de mi pared y gritar alguna palabra fea como: "cabrón" o "hijo de puta".
En el fondo, siempre quise vivir mi propia película con exceso de dramatismo.
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